allá abajo en el patio interno
crecía un pavo
no podía bajar a verlo
me conformaba con observarlo
desde la ventana de la cocina
cuánto misterio
ese bichito raro
que se iba haciendo inmenso
la abuela unos días antes de Navidad
preparaba su alimento con esmero
nueces picadas y miga de pan
mojada en vino tinto
y así andaba dando tropiezos
el pavo de la abuela Rosa
suponía que era para que festeje
que viese el cielo más rutilante
y soñara con las estrellas
con el tiempo supe
que era necesaria esa dieta
que debía estar borracho
para no presentir su muerte
y vivir relajado sus últimos días
que su carne sería tierna
que ese pollo gigante relleno de Navidad
habían sido los pavos que año a tras año
eran criados en el patio
que nunca pisé
© Elisabet Cincotta
Mil gracias, Gus, por postear mi poema. Felices Fiestas!!
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Postal de la infancia de muchos, de costumbres que nos acunaron y hoy sentimos lejanas. Gracias a E. Cincotta.
ResponderEliminarMe imagino, no sé porqué a la abuela Rosa... muy tierno y és verdad retrotrae a momentos de infancia ❤️
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