te dormiste de pronto, estoy contemplando
nuestro reflejo en la ventana de enfrente que hacia fuera diluye las paredes
raudas y hacia adentro es un vago espejo, recuestas tu cabeza en mi hombro, hay
un troquelar de rieles bajo los pies, siento tu cuerpo desmembrarse, casi
resbalas, sentada como estás a mi lado eres la frágil niña que alguna vez
fuiste, hago equilibrios, tenso mi cuello y te sostengo el sueño entre estas
cortas estaciones, llegaremos pronto,
hace unos instantes te sujetabas a mi brazo, ahora tu mano suelta lentamente la
mía y te cuido, me veo y te veo en este breve trecho y eterno, a los otros que
entran y salen del vagón y despierto
© Eleonora Requena
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