Poema de Mauricio Cappiello
Habito una casa, un océano, quizás una
jaula
un lugar en donde (creo) nunca estuve
a veces sus paredes son enormes / infinitas
tanto que la mirada en ellas se pierde,
en una búsqueda, casi imperceptible
las sombras,
se deslizan sobre otras sombras
se declaran en una danza, en un cortejo
luego, levemente una brisa las convierte
en lenguaje / en rocío / en sueño /
La casa no habitada, el supuesto sitio no
habitado
tiene recuerdos de infancia,
de tardes en un patio con su aroma, de
lluvia
de una melodía virando, aquí o allá
(hacia el costado más cercano de lo
ensoñado)
y también tiene ese persistente recuerdo de
una voz
la que por momentos es ausente,
pero que siempre retorna, siempre
en ese tibio sol de invierno - el que nos abrazaba -
en el filoso tiempo de la evocación /
en cada pliegue o insondable hendida
allí, resguardada debajo de cada
vacilación,
a veces todo lo aludido, me abandona
solo a veces /
son como esas sombras, fugases / volátiles
engañan a la memoria,
a las cosas / a lo vivido
y me encuentro, habitado
por una casa, jaula en estas aguas,
en este
submundo
donde nunca estuve o quién sabe,
sí estuve o ¿estaré?
Desde el límite o parámetro en el que estoy
ahora
y a pesar de su indiviso, la voz se
proliferará
como primigenia en esta historia - no tengo dudas -
como si fuera necesaria / como si fuera
premonitoria
quizás ¿solo en los ojos / en los sueños?
o tal vez, en la palabra que ella sabe.
© Mauricio Cappiello
Etiquetas: Mauricio Cappiello
5 comentarios:
Bello y hondo, Mauricio! María Cecilia Piscitelli.
Muy buen poema profundo.
Ana Romano.
Muchas gracias, María Cecilia y Ana, por sus palabras. Abrazos!!
Excelente poema... me trasporta a otros lugares
Siempre, la voz, proliferará!!
Besosss
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