RINCONES
Cualquier objeto posee su lugar preciso
con la ley de gravedad
como una esclava
Y también
vida propia.
Son tantas ínfimas cosas
más palpitantes incluso
que cualquiera
Desde el control remoto
los anteojos de oro
y sobre todo
agendas o cuadernos
Innumerables objetos
alimentándose vorazmente
de sus dueños
Al final no soy yo
es la propia tele
quien me enciende.
Y así
sucesiva
muerte.
© Fernando Noy
Reflexivo, musical y bien distribuido en la página. Bravo Noy! Alfredo Lemon
ResponderEliminar"Al final no soy yo
ResponderEliminares la propia tele" 👏👏
me encantó. adhiero. susana zazzettti
ResponderEliminarMe encantó en poema... reflexión sobre lo que nos dejamos hacer..
ResponderEliminarGraciela Ballesteros.
Muy, muy bueno!
ResponderEliminarBesosss