Páginas

1/9/22

Poema de Daniel Viola

 


 

Ajena a los combates de niños como dioses

las hormigas avanzan con su preciada carga.

 

Ellas ignoran el misterio que provocan,

el maravilloso asombro.

Lo eterno está en su andar

en la obsecuente búsqueda de retornar al sendero

que tiene un final cierto.

Los niños no ríen entorpeciendo el camino.

Es un placer de serios,

quizá un placer sagrado.

El mismo trozo de rama

que frenaba el andar, una vez superado

aplasta a la indefensa.

Allí queda su carga como ella muerta.

Tras el inicial desconcierto, la siguiente

escala la carga y la muerte.

En la mirada de quienes hace instantes

eran niños se ha ido depositando

una especie de sombra.


© Daniel Viola

 


7 comentarios:

  1. Bienvenido Daniel a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.

    ResponderEliminar
  2. Bellísimo. Bienvenido Daniel 🌹

    ResponderEliminar
  3. Bienvenido, muy buen poema sobre el ejemplo que nos dejan las hormigas.
    Abrazo.
    Ana Romano.

    ResponderEliminar
  4. El ojo del poeta focalizando en lo mínimo, y allí la vida y la muerte danzando. La sintaxis acompaña bien ese quiebre y sorpresa. Me gustó mucho. ¡Bienvenido!

    ResponderEliminar
  5. Bienvenido! Me encantó! Adelante.

    ResponderEliminar
  6. Bienvenido Daniel con tu poema que analiza el minucioso transitar de las hormigas. Alfredo Lemon

    ResponderEliminar
  7. Bienvenido y gran poema...que reflexiona almas. Saludos
    Cristian Jesús Gentile

    ResponderEliminar