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16/8/22

Poema de Luis Bacigalupo

 


BONZO 

 

Oído, óyeme, a través de esta ranura.

El silencio transcurre apretado entre nosotros

la fiebre ha ganado mi axila. He ascendido

por la ladera este. Los ecos del hambre se dejan oír

pero el fuego nos alimenta, nos convierte a su fe.

 

El sentido del pecado se disgrega en mi oído.

¿Cuándo podré saber de mí mientras siga ascendiendo?

Ascender y arder son destinos santos.

¿Me oyes? Es la voz de un testigo ocular

que testimonia bajo presión de un viejo anhelo.

 

¿Por qué seguir sujeto al acero

de estos elásticos ensalivados?

 

El mundo no es un ashram ni yo un vedantino.

La experiencia del ojo descree de la palabra.

Lo que te angustia naufraga en un vaso de agua

en el abismo de tu caída como sentido

de toda iniciación.

 

Mi oído discierne en el aturdimiento

a través de esta ranura, en el rumor del fuego

en las cenizas de la seda y el gusano.

 

© Luis Bacigalupo

1 comentario:

  1. Hola Luis, tus poemas son buenísimos. Qué gusto leerte.
    Un abrazo grandote
    susana

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