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27/8/22

Poema de Gabriel Chávez Casazola

 


Alivios

 

Aliviaba cierto dolor de la infancia atesorando

piedras de cuarzo

recogidas en las calles de tierra

piedras

comunes pero tocadas por alguna veta mágica

que las había transfigurado

transmutado

guijarros ocres elevados hacia el mármol.

 

Las reunía en el patio trasero de la infancia

y se las enseñaba a algún vecino pobre alguna tarde pobre

a otro niño cualquiera como él que

sorprendido

las pesaba y admiraba entre sus manos

maravillado

por la existencia de una belleza que no había entrevisto antes

guijarro ocre también él

y desde entonces surcado por una contemplación secreta

por una veta

que elevaba sus ojos al destello del mármol.

 

 

¿Qué habrá sido, me pregunto en esta tarde pobre de febrero,

de ese vecino y aquel patio trasero y la colección de cuarzos?

¿Y qué habrá sido del coleccionista?

 

En cuanto a él,

abrigo algunas sospechas sobre su paradero.

 

De hecho

yo mismo alivio ciertos dolores de la madurez recorriendo

las calles de tierra o de cemento de la tierra

buscando piedras

comunes

—palabras—

surcadas por alguna veta mágica

secreta

que permita transmutarlas hacia el mármol

con solo saber escuchar

—caracolas calladas—

lo que podrían decir

reunidas

en un patio trasero.

 

Las recojo, las reúno, las atesoro,

me maravillo

de su belleza oculta

guijarro ocre

las transcribo

y se las muestro alguna tarde a algún vecino.

 

 

A veces pienso que no sirven de nada

y una voz en el sueño me dice que no alcanzan,

que no alcanzan.

 

Es verdad que la colección de cuarzos no logró borrar el dolor que desfiguraba la infancia

del coleccionista,

sacar de la pobreza a su vecino ni mejorar la calle o el traspatio

 

mas su solo estar ahí bastaba

para aliviar el mundo,

para transfigurarlo

 

para poner en los ojos un destello

y así elevar la piedra y aproximar el mármol

 

haciendo al mundo ligeramente más bello

 

y acaso

también

menos

 

cruel.

© Gabriel Chávez Casazola

3 comentarios:

  1. Me llegó al alma. Tal vez porque me recordó a uno de mis hijos, que en su infancia, en el peor momento de nuestras vidas, juntaba piedras raras y lindas... y después las empezó a vender, con sus escasos 9 añitos, porque no nos alcanzaba para lo básico, allá en los terribles '90.
    Gracias por esa emoción.

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  2. La palabra poética, como el cuarzo, absorbe, libera, trasmuta en energía la sanación del ser (y la crueldad del mundo) mediante la belleza intacta de la gracia. Bendición! Alfredo Lemon desde Córdoba

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  3. Esas piedras mágicas ..."para hacer el mundo más bello y tal vez menos cruel"
    Cuánto podemos ayudar con esa mirada con que vemos y mostramos el mundo a ese otro que aún no pudo o no supo o no le permitieron ver y también darle esa entidad mágica a nuestra vida.
    Gracias Gabriel por este poema.

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