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24/8/22

Poema de Daniel Tomás Quintana

 


A esta altura…

 

A esta altura de la vida

uno tiene el cuero

acribillado de recuerdos,

de voces, de gestos, de señales;

tatuado con palabras

de lumbre y tierra,

de agua y viento

y con una multitud

abigarrada

de silencios estridentes. 

 

A esta altura de la vida

uno guarda en sus entrañas,

o en el alma,

una mágica bitácora de besos,

un mapa imprescindible

de abrazos y miradas,

un prolijo inventario

de esperanzas torrenciales,

de utopías derrotadas,

de naufragios y de balsas,

de intemperies y de abrigos,

de muertes  y resurrecciones

cotidianas.    

A esta altura de la vida

uno sigue deshojando

los caminos

y arrastrando sus baúles

colmados de cicatrices oxidadas,

algunos pocos milagros de juguete,

una vieja libreta borroneada

con olvidos imposibles

y memorias obstinadas,

una carta de plenilunios y de eclipses,

un derrotero de esquinas y de calles

jalonados de instantes imborrables. 

 

A esta altura de la vida

uno carga en sus espaldas

niños de todas las edades,

una legión de muertos

en acecho,

algunas mujeres sin olvido,

unos ángeles  procaces, indecentes,

un par de diablos entrañables

y un poema de amor

interminable. 

 

A esta altura de la vida

uno desangra días

y  gasta noches

con la piel  arada por los años.

 

© Daniel Tomás Quintana

2 comentarios:

  1. Poema magnífico estimado Daniel. Quien lo ha leído, no lo olvida. Bendición a tu "animalidad empalabrada". Alfredo Lemon

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  2. Bellísimo y conmovedor.Abrazos amigo
    Leonor Mauvecin

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