Leaving High Wycombe in November
Troncos endebles, delgados como agujas.
La desnudez revela el implacable abrazo de
la hiedra.
Gotas de cobre y oro temblorosas
ornamentan los brazos del otoño.
Herrumbre y lava sobre los senderos.
Crujen los pasos sobre la hojarasca
añorando el susurro de la grava
en caminos cubiertos
de pimpollos violáceos
en la ciudad tendida junto al río.
Ese exceso de ramas y de aromas,
promesa de jazmines y de sol en la cara,
y la piel sudorosa
que en la memoria evoca
besos recién cortados...
© Claudia Ferradas
EXCELENTE!
ResponderEliminarmaria del mar
qué bueno, Claudia. Estela
ResponderEliminarMagnífico! Cuando dejamos un lugar...las palabras recuerdan. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuy buen poema.
ResponderEliminarAna Romano.