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6/8/22

Poema de Carlos Battilana

 


LUCIÉRNAGAS

 

Tiene 28 años. Es un niño aún.

Quizás alguien

crea que una canción de Spinetta

llamada

"Plegaria para un niño dormido"

pueda describirlo. O que, probablemente, una canción de cuna también. Pero no.

Él duerme con muñecos

cierra los ojos escuchando películas.

Lo amo. Lo amo infinitamente.

Nos ha destrozado la vida, sin querer. Duerme

con su remera, y Cristina lo afeita

y lo ilumina con sus palabras de mamá. Lo besa

y se ríe en esa extraña felicidad de una mujer

de cincuenta y pico besando a su niño

de 28, que duerme con muñecos, que se acuesta

escuchando películas de Disney, canciones que arrastra desde siglos

en su cabeza y en su corazón

para armarse un mundo

por fuera del mundo

para recoger frases como si fueran flores

y decirnos sin sus palabras, con su silencio extremísimo,

que esa cara, que esas manos

desgastadas por tanta fatiga de días

son una luna al revés

luciérnagas volando alrededor de un jardín de sauces

que no caben en el mundo que habitamos.

 

Sonríe mi niño, no sabe pronunciar

palabras de sí, no es eficaz

para transmitir su extremo dolor, pero sonríe

porque alguien de cincuenta y pico

lo besa, lo afeita, le acomoda los muñecos en su almohada

antes de dormir. 

 

© Carlos Battilana

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