Me cepillo los dientes, en el vaivén
descubro el espejo, espío, me miro, clavo las pupilas en los labios que
despacio se van abriendo, mientras un mar de espuma y merengue comienza a
chorrear por los costados, el rostro Cada mañana, en el rito del vaivén la boca
rebalsa de blanco y menta, me descubro en se pone tieso, cierro con fuerza la
boca, aspiro aire por la nariz, y con
los cachetes inflados voy acercándome al espejo, apago la luz y escupo la carga
con fuerza. Imagino como quedará mi rostro después de la marejada.
© Rubén Capodaqua
Sos genial! Me encantó.
ResponderEliminarAbrazo
Claudia