La vida está llena de cosas que pasan una
vez, solamente
dice sensei ikigai
con la sonrisa de lado
obrando a modo de trauma
y yo me quedo pensando en Clint Eastwood
en la certeza que tiene una vez en la vida,
y lo dice
pienso también en mi viejo narrando
la misma anécdota una vez y otra vez
en su vida
pero una anécdota de algo que pasó una vez
una sola vez
y le sirvió para siempre
-o lo anuló para siempre-
y pienso también en la guerra
cómo cada escena horada la memoria
pero no todo es dolor
no todo es dolor
el universo es un pez que se acopla
esos dos instantes, por ejemplo, en que vi
el rostro de mis hijos por primera vez.
Los veo cada día,
pero eso fue solo una vez en la vida.
Todo es un instante.
No naceremos dos veces.
Como cuando te vi de costado en mi auto, la
ruta de fondo,
la flora patagónica metiendo puntazos de
rock
a esa sonrisa en tu rostro
te amaba
en ese instante te amaba porque no sabía
todavía no sabía
que no te iba a volver
a subir
a mi auto.
© Viviana Ayilef
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