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24/6/22

Poema de Elena Garritani

 


 

Casa III

 

Ajetreo de mudanza. Estreno casa, 

una nueva forma de estar en el mundo.

La hornalla enciende el clima de hogar,

el fuego de los dioses de mi lado.

Nos vamos habitando.

Aquí puedo gritar, comer a deshoras, hablar en voz alta, modificar el relato del pasado.

Morder la luna, mi plato favorito en la intemperie.

Las dudas alcanzan los campos de la noche,

son un ladrar de perros infinitos.

Sabrán de mi ayuno, de mi licor de lágrimas.

Paredes que retienen obsesiones, libros,

mi sillón preferido, las lecturas.

Mi mano toma las pastillas y apaga la lámpara

por primera vez aquí en la piel de la noche de este otoño.

Hijos y nietos llegan y se van, dejan huellas,

 acompañan. 

Presumo de mi soledad habitada de amor y se abre el hueco:

las fiestas de diciembre, los ojos que no miran lo que siento.

La llegada de él, el tono de su voz, el tiempo que duermo

acompañada. Juntos fijamos clavos, cuadros, pusimos plantas,

lámparas, espejos. No le dije, quédate aquí, vivamos juntos.

La soledad me ha ganado el alma, riego a mi modo el jardín,

desordeno la ropa, de golpe una carcajada.

Mi perra me espera, le alegra mi regreso, me mira escuchar

la radio, cenar sola. Adolece mi variado humor, 

mi hartazgo,                                                               

mi domingo.

 

© Elena Garritani

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