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27/6/22

Poema de Daniel Arias

 


Reina en cuarteles, hospitales e iglesias

la invencible humillación,

ese fuego negro que cubre los huesos del pueblo.

 

El enemigo traductor del nuevo testamento

destroza, traiciona y roba, momentos, cuerpos y palabras,

¿quién piensa cuando el polvo se desprende de las ruinas?

 

Aquí, en este puñado de tierra viven

aspirantes al destino, se apremian y tratan

de sujetar la vida  y su visión del premio,

pronto será un inefable dolor.

 

El gendarme se petrifica junto a su bala

en el lugar donde brota la sangre abierta

¿qué puedo decir  de tantos dolores, cansancios,

lugares quemados, miradas invisibles?

 

Esta es la escritura del aliento milenario

que habló un extranjero cuando pisoteó la palabra,

ahora la sentencia de estos dioses aplasta con su viento

la sombra de mi pueblo que ya no reposa en la tierra.

 

© Daniel Arias

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