Bosque
Desde la perspectiva del ciempiés
o del bicho bolita
una mata de helechos es un bosque precioso
enmarañado y primitivo.
Apenas llega el sol,
caricia que despereza tallos.
Los árboles se alzan a la luz
graciosamente conmovidos.
La hormiga cruza sin detenerse a ver.
La urgen otros asuntos:
llevar el alimento sin apartarse del camino.
Pero el ciempiés explora
con sus cincuenta pares de patitas
la formación rocosa de unos granos de arena,
el valle que talló el escarabajo
donde anida la sombra,
los arroyos sutiles nacidos a la hora del riego
que se desvanecen al atardecer.
Eso sabe el ciempiés
porque camina el bosque día a día.
Yo persigo el poema
como a una hierba inmaterial
que brota en ese bosque,
que fue semilla
bulbo
desflecada raíz
y emerge quebradiza
y a lo mejor se muere entre mis dedos
y a lo mejor
se salva.
© Águeda Franco
Virtuosismo sublimado. Muy bueno. Alfredo Lemon
ResponderEliminarPrecioso poema, bichitos brindando ejemplos, prestándose para el análisis desde la mirada humana. Gracias. Marta Comelli
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