Hay
que bordar las disidencias
con la
puntada rebelde
sobre el
dibujo del orden impuesto.
Romper las
cadenas
de los
modales probos,
reflejados
en los espejos
de una
sociedad patriarcal.
Descoser
las buenas costumbres
para llenar
de hilos fuertes
cada rincón
del alma.
Tirar
afuera los abismos propios
que nos
dejan sin aire,
asfixiados
en su propia hondura.
Recorrer el
cielo del cormorán
donde el
confín pierde el surco.
Dejar que
las nadas nos habiten
y así poder
ahuyentar los recuerdos
que punzan.
Hay que
elegir
como si
fuéramos dueñas
de la
propia vida.
No hay
tolerancia para lo diferente.
Buscar la
comprensión ajena
es un
camino equivocado.
Aunque
digan que saben
lo que se
siente...
el zapato no
les calzará igual.
© Myriam Arcerito
"dejar que las nadas nos habiten"... Ay, Miriam, si fuera posible... muy bueno tu poema,
ResponderEliminarQuerida Myriam. Excelente poema.
ResponderEliminarRomper cadenas, dejar salir punzantes recuerdos, sabiendo que nada es igual para todos.
FELICITACIONES.
Muchas gracias, Gustavo, Olga y Pauli. Abrazos.
ResponderEliminarExcelente My!! Aplausos!
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