OUROBOROS
Ayer el mar talló la serpiente
para conferirle a la tierra algo de su
levedad.
Olas que se fueran a poblar
el costado oscuro de sus ríos,
fundar en la roca un sinuoso rumor,
verter en el aire el limo de su aparición.
Así los días se apresuran voluptuosos
cada uno un sol
como un corazón que se resume
uno tras otro, ondulante
sobre glándulas de hierro.
El tiempo es veneno inmaculado
al fondo de una alforja de lava, sangre y
viento,
el anzuelo del misterio duerme
intacto entre cenizas de luz.
Incuba otra eternidad,
otro desierto.
Cada respiro un cambio de piel,
los sargazos del estar
guardan la dificultad de lo vivido,
el destino de sus húmeros vigentes
engullendo la piedad del abandono.
Sobrevive la soga
se arrastra por entre los cántaros
sin rumbo, espora de lumbre, reptil de
soledad,
aposento que no conoceremos
hasta que nos devore.
© Jorge Valbuena
Me encantó. La descripción, la fuerza.
ResponderEliminarAdoro los reptiles, además.
Excelente
SEG