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11/4/22

Poema de Luis Bacigalupo

 


LAS CASAS 

 

Las casas dejan sus adherencias en los dormitorios

y las peticiones de los muebles quedan

suspendidas por encima de los zócalos.

Ni los muebles ni las casas son razón para demorarnos

en la gravedad del lastre

su peso es su fijación, su cadáver, su enigma.

Pero los domingos la tarde se dilata y solo cabe

fuera de sí en una dimensión nocturna inclusiva

como esos días que no vacilan en convertirse

en rémoras de las horas

para dejarse llevar a su fin a voluntad.

 

Son percepciones lábiles sonoras

pero también olfativas.

Se impone la impresión de haber estado allí.

 

Pero algo nos impele a hacer silencio.

Es la huida inmóvil de las pesadillas

la muerte que nos alcanza

la muerte que sin embargo no nos mata.

 

Se huele a rosas en el jardín

y a tierra negra, húmeda, removida.

Se huele a rosas muertas en el jardín.

 

Mientras nosotros estamos entre irnos

para no volver

y regresar para quedarnos:

 

el color del hueso

la palidez mortal de la cera

la nostalgia del fuego bajo una lluvia

que no cesa. Entonces

 

todo tiene como un sabor a madre

un sabor a infancia. 

 

© Luis Bacigalupo

5 comentarios:

  1. Bienvenido Luis a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz enorme, Gus.

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  2. Bienvenido Luis, muy buen poema. Alfredo Lemon desde Córdoba

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  3. Bienvenido Luis,muy buen poema.
    Abrazo.
    Ana Romano.

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  4. Gracias por compartir, poeta.

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  5. Tremendo poema, pleno de imágenes!
    Patricia Alonso.

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