Debajo de la cruz de metal
de la iglesia de Luján
está durmiendo
una persona.
Son las siete y veinticuatro
y ya es de noche y ya es otoño
y esta persona
tirada a los pies de la cruz.
Detrás de ella
un ángel de madera tallada
permanece inmóvil.
¡Qué bella estampa qué fotografiable!
¡Cuánto arte en la escena!
Cerca
una niña pequeña
da vueltas.
Su madre la ayuda.
Los pasos débiles
no llaman la atención de
la persona.
Me concentro en las zapatillas:
Las que esta persona puso
de manera tan delicada
al costado de su cuerpo
antes de descansar.
Las de la niña
que hace poco que
camina
y no puedo
evitar pensar
en la venida de los reyes
en el pastito
en la ilusión de la infancia
tan lejos
tan lejos.
© Juan Pablo Bagnarol
conmovedor poema, gracias por este post. Roxana Palacios
ResponderEliminarMuchas gracias, Roxana!!
ResponderEliminar