LA CASA AZUL
UN0
Repica el agua sobre el techo de la galería
de esta casa
sitiada siempre por un silencio que ahora
se triza en la tarde
de este martes de abril, apenas muesca
húmeda de otoño en
/los umbrales.
Y lo que yo quisiera –entiéndase: solo un
modo de decir-
es calzarme las alas de un nuevo demiurgo,
crearme
otros puntos cardinales, otra sombra, otro
oxígeno,
abrir la centenaria puerta azul hacia otra
agua, otra sed.
Pero lo acontecido pisa y hunde su pata de
plantígrado,
resolutivo,
pertinaz ante el olvido, y por eso aquí,
entre sus propios muebles, sus propias
cosas, sus amarillos libros,
los muertos no huyen,
están llegando siempre y cooperan con este
silencio
apenas tocado por el repicar de la lluvia.
25 de abril de 2017
© Virginia Segret
Mouro
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