Peras
Había una rosca cubierta
de azúcar, una mesa con el hule
verde y una frutera de vidrio
(por la loneta de las cortinas, el sol
sacaba tornasolados color de ajenjo),
y había peras. Recuerdo los cabos rotos
y el punto negro que, en una de ellas,
hace el gusano. Sé que las dos teníamos
el pelo corto y unos vestidos
almidonados.
Después algo (quizás el viento)
sonó allá afuera y mi madre dijo
que acababan de pasar
Los Reyes.
© María Teresa
Andruetto
Recuerdos inolvidables de un día de Reyes.
ResponderEliminarHermoso poema. Subyace el instantáneo descubrimiento de lo perdido.
ResponderEliminarBello Bello!!"
ResponderEliminarDespués algo (quizás el viento)
sonó allá afuera"tan ternura este poema.