ANOCHE me acosté bien.
Como a las 3 de la mañana
más o menos, sentí
tenazas en la pierna derecha.
Abrí el cajoncito de la mesa
de luz y saqué un
Ibupro 600. Fui renqueando
hasta la cocina a buscar agua.
Me acosté de nuevo
rogando a quien sea
que esto ceda.
Me desperté bien.
Ahora, mientras escribo,
son las 9 y media
de la mañana;
el dolor, de a poco, vuelve.
Es lento, sigiloso y previsible.
Ya pensaré en otra cosa.
© Hugo Echagüe
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