Mientras aguardo que mueran aquellos que me
aterran
(acaso en ello se cifre una pretensión
injusta)
y esquivo las dagas de los que me odian
(en ello gasto tantas energías)
contemplo siluetas de árboles habituales en
las sabanas,
oscurecidas por el ocaso.
© Marcelo Valenti
Hermético e intrigante, deja pensando...
ResponderEliminarBello poema
ResponderEliminarLogrado, enigmático, atrapa la atención.
ResponderEliminarMuy bueno.