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3/1/22

Texto de Luisa Futoransky

 


TELONERA

 

Cada quien va por el mundo (de la escritura) con su propia cartuchera de útiles. A mí el viaje me permite asirme a cortinas y telones. Pueden estar desflecados o desteñidos y ser incluso de papel maché. Teatro rico o pobre. Pero los necesito para que la gente, aunque enmascarada, me hable de cosas ciertas. O que creo que son ciertas. Para proteger mis entradas y salidas. Para ocultar trastos, muebles desvencijados, platillos de tacitas viudas; en el centro, invitante, la concha del apuntador, falsa esperanza de que alguien te sople la réplica, más aún te avance parte del argumento porque suele estar vacía pero tiene una lamparilla macilenta, una escalera estrecha, la entrada de un túnel. Alguna puerta se entreabre donde nace el poema y una vez más, por un  tiempo me pongo a salvo.

 

Ergo: indispensable punto de partida y de llegada, el texto.

 

© Luisa Futoransky

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