Desolación
¡Cuántas cenizas de rostros!
En las ruinas todo es más triste,
hasta el silencio.
En el desierto de lo que fue una hoguera
se recuerda mejor:
pasan nítidos los instantes,
revelaciones
de cuando fuimos otros.
El viento toca
los pies descalzos y pequeños
de la guerra,
los pies del abandono y
la tragedia.
Una mirada y otra,
y otra más,
los ojos preguntan
los cadáveres responden.
Las mujeres y sus cantos.
Las mujeres y su angustia.
¡Cuántas cenizas de los sueños!
Y el corazón como siempre
inocente
como un niño perdido
en la noche.
© Tatik Carrión Ramos
Qué ritmo potente tiene el poema, me encantó
ResponderEliminarMuy buen ritmo y poderoso.
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