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14/1/22

Poema de María Del Carmen Barrionuevo

 

Sortilegio

 

Si pudiera caminar

por las ruinas

¿llegarán los recuerdos?

 

Las casas ya no están.

A pocos metros, los flamencos

retozan en el humedal.

 

Los observo desde la costa.

¿Es mi mirada?

¿Es mi madre cobijándome en sus brazos?

 

La pereza de la hora de la siesta

se abraza a los tiempos.

Se pierde en el rosado de las aves,

en la sinuosidad del arroyo.

 

No sé si soy ésta

o si soy aquella pequeñita y morena

de raíces desarraigadas.

O tal vez soy ambas.

 

En esta simbiosis mística

veo los flamencos con la mirada del ayer

-para sentir el calorcito de mi madre-

mientras mis cansados ojos

se entrecierran

para no perder el embrujo

del pomeriggio.

 

Es la hora de girar hacia el mar

para acompañar

el encantamiento del astro,

que lentamente se dirige hacia el oeste

hasta perderse en el horizonte marino.

 

No quiero volver a casa.

Tengo miedo de que al llegar

no la encuentre.

 

Si el sortilegio desaparece,

también lo hará mi madre.

 

No quiero volver.

 

Quiero quedarme

en el huequito feliz de la niñez,

en el hechizo perenne

de las huellas y senderos

-sin tiempos y sin espacios-

de mi universo.

 

© María Del Carmen Barrionuevo

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