Me lavo la cara y veo
este momento en el baño
mi cuerpo frente al espejo
la piel enrojecida
el abrigo que no la dejó
respirar.
Abro la ducha
un poco de jabón y cepillo
los paso con suavidad
mientras el agua cae y lleva.
Desparramo el shampoo entre las palmas
masajeo el cuero cabelludo
nadie me apura
luego el acondicionador
porque me da resultado.
Cada cuerpo demanda
algo diferente.
Quizás las instrucciones de uso
deberían ser poemas
estoy pidiendo mucho.
La lógica de mercado
necesita ser
clara y contundente.
Enjuago y salgo.
Me seco con la toalla
como si fuera la primera vez.
Estoy pendiente
de las necesidades de esta piel.
Me visto.
Soy un equilibrista frente a la ansiedad.
© Juan Pablo Bagnarol
Ser testigo de uno mismo habla de la importancia de tus códigos. Brillante descripción. Paso a paso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Nerina!!
Eliminar