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19/1/22

Poema de Estela Zanlungo

  


Octubre del 55 

 

La primera puntada en el vestido

de novia de mamá

se hundió en la tela una tarde de junio,

mientras la fuerza aérea bombardeaba la plaza.

 

Las tías habían elegido una organza finísima

que formaría onditas de godette

en la pollera forrada de tafeta.

 

Una noche soñada de principios de octubre,

mi madre y su vestido flamearon en un vals,

cuyo estribillo preguntaba

por qué te niegas al olvido,

hasta que en un momento todos levantaron las copas

y ellos huyeron de la fiesta,

sucios de arroz

se fueron alejando de las zanjas de Gerli,             

ahí van,

ahí van,

decían las vecinas

que los habían visto jugar en la vereda.

Entonces alguien gritó:

¡Viva los novios!

Y desde el fondo otro dobló la apuesta:

                                           ¡Viva Perón!

 

Paró la música

y se escuchó un silencio de lenguas amputadas,

justo un segundo antes

de que empezaran a volar las sillas.

 

© Estela Zanlungo

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