POETICIODIO
Thor no era el dios del trueno;
era el trueno y el dios.
Jorge Luis Borges
Soy el mar y el poniente,
el carro que exhibe los caídos
a los pies del verdugo;
soy guardián de historias
insondables.
La noche es mía cuando me da versos
y esconde las rutinas en un ojal del
calendario.
Y míos son el amuleto y las luciérnagas
cuando los planetas se alinean;
caravanas de puntos y conceptos,
ventanal de sorpresas.
Y entonces me pregunto
por qué no escapo nunca
de la foto cautiva en el portarretrato;
de los esclavos juicios;
las inquietudes intangibles;
el fundamento que defiende la batalla.
Soy la luna que corta la tormenta
cuando el tiempo se opone,
y la vida se opone,
y se opone la mano que resucita estrofas.
Poeta creyente
lapidado en el muro;
poeta vulnerado en el vocablo erróneo;
un rayo en búsqueda del giro que me salve
de la amenaza de las letras,
del abecedario que encadena el verbo
auténtico.
Y la tinta resiste,
y las comas acechan desde un ángulo
ilógico,
y comprendo de golpe
que la poesía no era el dios del mundo,
era el mundo y el dios.
Soy poeta creyente,
condenado.
© Teresa Palazzo Conti
Gracias Gus. Que la poesía sea la búsqueda y el camino. Que sea luz!
ResponderEliminarSí Teresa que así sea! Tus palabras dan resplandor y luz con su decir. Alfredo Lemon
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