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3/12/21

Poema de Marta Ortiz

  


La perla del día 

                                   para Cori

 

Liszt era la magia

los dedos veloces del pianista.

Detrás de las esquinas del piano de cola

pasaban otras tardes:

 

amarillas, a la hora de la práctica diaria

–mis pies tocaban apenas el pedal

de nuestro Üebel&Lechleiter.

La mano abierta, más de lo posible

en el rodeo de la octava–.

 

Demolía

el timbre del sonido

la pátina opaca

de rutinas también diarias

que nada ofrecían.

 

Maduraba

en lo tibio del acorde

una blanda superficie de amapolas.

Atraíamos

el oriente de la perla:

su destello en lo oscuro.

 

© Marta Ortiz

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