VI: EL ABUELO ISIDRO
Llevaba a mi papá niño a buscar sunchos
para el cerco del gallinero y malva rosada
para curarse las tripas y en el camino
contaba historias de los hornos de
ladrillos
de bosta y barro que se convertían en casas
y a mi papá niño le parecía magia
que él no fuera su abuelo pero había
criado a su tata Enrique, entonces
era igual de abuelo que otro. A veces
se machaba
y el diablo del vino
le hacía golpear a piñas las paredes de
adobe
y a la abuela Libertad.
Esas noches, mi papa niño, tenía pesadillas
con un horno de ladrillos donde el diablo
cocinaba hombres de bosta y barro.
© Ohuanta Salazar
Gracias Ohuanta por compartir este poema!!!
ResponderEliminarQué fuerte!!!
Abrazo. Tere Vaccaro
Tan intenso y bello!!
ResponderEliminarGracias Gustavo Tisocco. Tu generosidad infinita
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