La memoria es un lobo desvelado.
Uno busca sus huellas
de gorrión aturdido.
Hasta que roza el cabello de las mariposas
y entiende que solo intenta
arribar a la queja.
A la gruta de los tigres dormidos.
Pregunto
y me responde la llovizna
con su antiguo lenguaje de gota
y el corazón sobre el verano.
Insisto
dónde está mi niña
y la siesta
hija de los naranjos
me confiesa
ella no está.
Se ha ido.
© Marta Elena Guzmán
Marta: hermoso poema!!! Hermosa imagen que representa a esa niña que se ha ido!
ResponderEliminarAbrazo Tere Vaccaro