DESTIERRO
A Mario Sabán, teólogo argentino,
que ya vive en el actual Toledo de sus antepasados
El sol está poniéndose
y lame
los arcos del puente de la Alcántara.
También lame el río Tajo que acepta
adioses.
Los criptojudíos con tristeza infinita
esperan la noche para abandonar la ciudad.
La sombra del sol se corre y, en esa época bella y terrible
se yerguen los edificios como una filigrana
de oro.
Ese es el oficio de Toledo. Trabajar
los objetos de acero como joyas.
A la espera callada de tiempos más libres
abandonan su hogar, la “dura España”.
© Isabel Llorca Bosco
Imagen enviada por la autora del poema
Muy bello tu poema, nos remonta al hermoso Tolexo
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