Muta
Esa noche intentó olvidar en
la lucha
le comió un pedazo de oreja
un león
el dolor era agudo como palabras
llenas de nubes
estaba asustada pero no
quiso faltar
una amiga en la escuela dijo
que le iba a volver a crecer
entonces ella regaba su oreja trunca todos
los días
le cantaba suave
la movía con sus dedos finos
ramas
flotantes en el aire cálido
después de unos días algo
comenzó a nacer desde
los contornos de la
mordedura exacta se asomaba
una antena frágil y a las horas otra
antena
por último
un espiral de coral
ahora el caracol pasea
por toda su cabeza dejando
una línea brillante
una huella
dibuja lento
una melena clara
ojos de oro
mandíbulas letales.
© Fernando Casado
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