Mi madre
se acomodó en la silla junto a la mesa
sólo miraba las manos sobre su falda
un dedo giraba en derredor de otro en una
vuelta sin fin
la luz era apenas
la lluvia seca le carcomía
el estómago
la garganta
el corazón
el corazón
ocuparon la casa
los parientes
los de siempre los de cerca
los lejanos
entre esa multitud
mi padre
mi padre tenía la mirada escondida
en el laberinto de un caracol
y mi madre
mi madre no pudo
no pudo ver a su angelito
dormido entre sábanas blancas
mi mamá
mi papá
dos colibríes sin alas.
© Claudia Molina
Muy conmovedor Claudia y los últimos tres versos cifrando el relámpago con pura sensibilidad: "mi papá/ mi mamá/ dos colibríes sin alas". Gracias! Alfredo Lemon
ResponderEliminaray, Dios mío. ay, Dios mío. abrazo.susana zazzetti.
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