HEREDAD
Awka llamó el inca al suelo del indómito,
awka, dice, el enemigo que bautiza y entonces awka, el indómito al tehuelche.
Araucania nombran desde el otro ojo, entonces Araucania es lo salvaje. Pero
antes, che, antes, gente, antes del
siglo XVIII eran reche, hombre verdadero y no había índices señalando filos.
Gente, de quién es la tierra.
Che, de quién es la mapu. El papel da posesión. La mapu grita
esclavitud. La mapu
entierra lágrimas y riega, con ellas y con
sangre, la estepa. Se seca la humedad del aire bélico con el aliento de los
nombres y los cartos. Se seca la piel, se dispersa
el espíritu del estado natural. Y nos
llamamos como nos llaman. Y los nombres nos recrean, nos naufragan en mares o
desiertos de piedra.
La mapu no era nuestra cuando no había
nosotros, cuando la mapu no era mapu, ni tierra ni palabra.
La mapu no era, no era
porque parece que la realidad nace con
che, con gente. La palabra trae la vida
a la boca. Y de la boca se caen el honor y las verdades. Verdad que nace en la
raíz del suelo no da brotes que puedan arrancarse.
De quién es la tierra, gente.
De quién es la mapu, che.
Dónde, hoy, es un dolor y un miedo, un por
catalán, una bandera rasgada una
ausencia presente, que aturde.
A Pérez de Aldana, las maldonadas flores de
lis lo nombraron estigma de una lucha de honor que no calla.
Dónde, hoy, es el nombre de aquello que
nombramos y no de aquello con lo que nos bautizan. Dónde, dónde, dónde.
© Silvina Vuckovic
"una ausencia presente,que aturde"
ResponderEliminarBello!!
Gracias, Flora, abrazo
ResponderEliminarGracias, Gus
ResponderEliminarExcelente poema, con la calidad de siempre Silvina. Lleno de sensibilidad y belleza.
ResponderEliminarFuerte, profundo.
ResponderEliminarsaludos
Anahí Duzevich Bezoz