APRENDIZAJE
“En la tarde de nuestra vida seremos
examinados por el amor”
San Juan de la Cruz
De mi larga travesía recupero risueñas
voces
que se han ido por errantes humaredas al
azar del aire y del olvido.
De
un pasado arcano y en cada ciclo evolutivo
aprendí
a vivir desde el beso intimo, la auténtica
alegría de la infancia,
el loco desafío adolescente, la atractiva
impaciencia impulsada
por sueños juveniles en tardes de amapolas
encendidas.
De la savia inmemorial del árbol aprendí
el lenguaje de la naturaleza viva hablado
por el universo
el mutismo de pájaros custodios de la
primera claridad del día
y en primacía del amor logrado aprendí
a dar amor amando sin medida.
Ahora, frente a nuevos dioses cibernéticos
y partículas sin alma, en imperiosa
búsqueda
hallé la cifra del verbo solidario y
poniendo a flor de piel mi oído
aprendí
a sentir el dolor del otro, el exiliado tras los muros
peregrino de añejas agonías que en voz baja
va conmigo en hermandad de sueños y de
heridas.
Y al final… en pluralidad de luces y de
mundos
irradiando la paz de ser antigua y nueva
nutrida de humanidad, yo creo
haber logrado dar más y más
de lo que soy y lo que he sido
leyendo en manuscritos polvorientos
lo que el glorioso amor dejara escrito.
© Marta de París
Aprendizaje y legado. Bello.
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