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13/10/21

Poema de Flor Defelippe

 


La vida tranquila

 

Poco llega de las fotos o su brillo real

sobre la mesa desprolijas parecen

parte de otro mundo, otra familia desprevenida

arrugando las caras por el sol.

Completamos de memoria algunos hechos

sin saber si fueron ciertos o nos inventamos esos años

cuando corríamos al mar, los padres en la orilla

gritando que no: la familia atada al cuello

como un tirón de cuerda ante el  impulso de un cachorro

la voz, un látigo, un vuelo de pájaro

que pierde fuerza poco antes de llegar.

Corremos con los pies hundidos, dejamos huellas del tamaño

de una cucharada en la arena, respondemos

al efecto de la tracción, mientras manos dóciles

nos alimentan, nos abrigan, desenredan

las hebras gruesas de pelo mojado, con silencio y paciencia

entre toallas secas. Pienso en cómo haré

para regresar a la calma

propia del nido, cómo haré con esta furia

que viene desde el mar:

sería separar a dos amantes

que eligieron mal el tiempo de su amor.

Mientras tanto los padres están ahí

en la parte tibia de la foto

se resguardan en la casa, los hijos, la vida tranquila

dejan al curso de las cosas hacer

lo que tiene que hacer

sin preguntarse quiénes eran ellos antes

de conformar esta unidad

antes de ser los padres, quiénes eran

a qué otra cosa quisieron con el fervor

de lo que no se puede abandonar.

 

© Flor Defelippe

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