CRÓNICAS DE LA AUSENCIA
los días se destrozan idénticos,
cumplen deberes, buenos modales,
respetan reglas prescritas que destronan
sueños.
las iglesias conservan su color intacto
mientras dios absuelve, en la penumbra,
otro asesino.
sólo los ángeles quietos de los cementerios
lloran en silencio los crímenes impunes
(te lo cuento como cuando conversábamos
en el refugio de paz de nuestro abrazo)
el viejo hospital alberga, todavía, en sus
postigos,
la música muda de lo impredecible
los carteles rezan la plegaria del buen
amor,
aunque siempre llueve al otro día,
entonces,
se pintan con sangre las paredes.
siguen las sombras conspirando detrás de
las persianas
y hasta me acostumbré
al clandestino rumor de la pradera, bajo
mis pies descalzos.
a veces los niños sonríen desde las
fotografías y eso hace
que vuelva a encender
aquella pequeña lámpara (¿te acordás?)
algunas noches los pájaros se arruman
en el umbral
de nuestra última caricia, noto, entonces,
que nada ha cambiado demasiado.
(si supieras)
todo sigue en su lugar,
aunque algunas cosas envejecieron o se
cubrieron de polvo
o desparecieron sin dejar rastros.
sin embargo, sé que aún están allí.
al alcance de tu mano, esperándote.
y cada gesto que te deslumbró, las flores
que cuidabas,
tus relojes, tus puertos inciertos,
tu noble manía de abrazar al mundo,
continúan perfumando el aire del pequeño
pueblo.
(los que han desaparecido por completo son
los atardeceres
que estremecían las ventanas,
aquellos “relatados por tu voz querida”,
por eso trato de inventarlos
del
otro lado del cielo)
© Ana Gervasio
Excelente. Emocionante! Alfredo Lemon
ResponderEliminarConmovedor!
ResponderEliminarConmovedor, me encantaría escuchar la lectura, la interpretación de la poeta..Quizás tengamos el gusto. Saludos
ResponderEliminarHermoso Ana! Bellas metáforas e imágenes.
ResponderEliminarMuchas gracias por la lectura y los comentarios. Un abrazo fuerte compañerxs
ResponderEliminarMuy bello!
ResponderEliminarBesosss