MI MAMUT
Cuando mi
mamut se agacha, nace la mañana. Ustedes aprovechan y saludan al sol. ¿Quién no
quiere ser amado?
Los ángeles
le apuntan para coser con su piel una insignia duradera; su piel soporta los
temporales. El sol es más grande que mi mamut.
EL MAMUT
QUE NO ES MÍO
El mamut
que no es mío nos lleva a pensar en algo grande. Un árbol y sobre el árbol las
ramas y sobre las ramas las hojas y otras cosas de las ramas. Lo ajeno
vale más.
Si tu mano crece más que tu cuerpo, deja de ser tu mano.
© Denise Fernández
Saludos Denise, me gustó cómo abordas los versos, de forma directa, cómplice, atractiva.
ResponderEliminarEse Mamut, lo llevo al propio peso de lo que no se es, me juego mis propias cartas con tu poema. Con tamaña palabra que esgrimís devotamente.
Mis felicitaciones