Cuando la
luz se mancha con la seda rugosa de los sueños, con el fuego de artificio de
lugares que no existen, de voces que no existen, de pieles que no, de ciudades
que no, de gaviotas que no, de imaginaciones, de bacterias y de abrazos, cuando
la luz, que también se mancha de pétalos, se mancha de moho y de carroña,
cuando la luz que también se mancha con gotas de locura se mancha con astillas
de locura, los ojos ciegos que nos crean empujan un carro diferente, empujan
una luz parecida a la noche, un abismo de euforia, una pincelada a tientas,
empujan un carro de gaviotas confundidas que tropiezan con su órbita, con tu
órbita, con todas las órbitas rugosas de los sueños que nos despiertan para
orientar la pesadilla, para nacer más rápido, más heridos, para nacer con
herramientas, con arsenales, con señuelos y sin nadie, para nacer con un racimo
de manchas sedientas de la seda de la luz, de la seda del sueño, del fuego de
las horas que empujamos, de la tierra de las horas que rompemos, del aire
rugoso que deja que las gaviotas caigan como gotas del carro de la piel.
© Sebastián Olaso
Despertar de sueños para orientar la pesadilla, luz que se mancha: imágenes entre la vigilia y el sueño, hermosas.
ResponderEliminarVerónica M Caoellino Rando
De desèrtar se trata.
ResponderEliminarIntenso y bello en su dramatismo. La poesía de Sebastián es como un huracán, un torbellino del que no podemos escapar porque es tan potente que nos atrapa en círculos de luz y oscuridad , nos deja sin respiro para finalmente soltarnos frente a una luz de asombro. ante su palabra.
ResponderEliminarUn gran brazo
Juany Rojas
Las órbitas rugosas de los sueños (bellisimo)
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