AMANTES
Jugaron a
no verse.
Ambicionaron
eternidad.
Fueron púas
del erizo
y abrazo
enredado en el destino.
Anestesiado
por goteo
el amor
sopló el fuego
exhaló un
último suspiro
dentro de
ese agónico mar
sin orillas
sin piedad
sin absolución
sin clemencia
ni
remordimiento
les vació el alma.
© Gloria Calvo
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