La tarde es
una estatua
que parece
hecha
de briznas
de pájaros
y lunas.
El tiempo
está oxidado
en un
jardín,
torre verde
inexorable,
destino de
secretos
y
poesía.
Supe creer
al silencio
en la
ciudad circular,
la gloria
excelsa de los gorriones
sobre el asfalto,
los cielos
sin cerraduras.
Y voy así,
sin
minutero,
caminando vertical
sobre la
cara del mundo.
© Dana Fernández Guisande
Hermoso poema. Me llevó de viaje a algún lugar... donde nunca había estado...
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