MOVIMIENTO EN OCHO POEMAS
I
Y caminamos
cobijándonos de la vida
y bajo un
mismo paraguas lento
y
recorrimos bajo la misma feliz lluvia de siglos
el
silencioso muro que nos protegía de todo
y yo tomada
de tu brazo
sentía por
primera vez la pasión nómade
de la
ilusión forastera.
Caminábamos
dibujándonos
en el
hechizo de nuestras miradas
y la
confusión del título de esa obra
en ese mayo
de fin de tarde.
Y los dos
sabíamos ya
de la
desconocida nostalgia de la piel
y de la
misteriosa complicidad
de las palabras.
© Sandra Pien
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