PODRÁ ABRIR
Podrá cerrar mis ojos la postrera
sombra que
me llevare el blanco día
Francisco
de Quevedo (Madrid, 1580 - Villanueva de
los
Infantes, Ciudad Real, 1645)
Cada noche
en sus
paredes porosas
de nubes en
más clara oscuridad,
por los
huecos veo la búsqueda exhaustiva
del
recuerdo de una frase intrascendente,
de una
pregunta sin réplica
a muchos
que recorrieron mi infancia.
Desesperación
que no me puedan contestar
en esa
resurrección del lenguaje.
Dudo si
viven todavía. Sé de esas ignorancias
claves
como las
llaves de mis sueños
que puedo a
veces descifrar,
que no dice
nada importante pero que completa
el
rompecabezas de mi vida.
Si miro
aquella época bajo el ala del cuervo,
doy gracias
por mi presente.
Si la miro
bajo el ala de la paloma,
en la
insurrección del día,
del día
oscuro de debilidad,
que tuve
que reparar con violencia
para hacer
lo que hace todo el mundo.
Vivo la
cansadora duda de cumplir o no cumplir,
y de llenar
un día el cuenco, la copa
del más
copioso deseo
cuyo vacío no se desborde más.
© Isabel Llorca Bosco
¡Precioso poema, Isabel! Muy existencial.
ResponderEliminarQué buen juego armás y lográs Isabel al combinar y contradecir al epígrafe y musicalmente lanzar pensamientos profundos en cada una de las estrofas que conforman este estupendo poema. Gracias! Alfredo Lemon
ResponderEliminarmodesto y sincero, bello y doloroso como la verdad
ResponderEliminarHermoso tu poema Isabel
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