Aroma el
durazno
la mirada
lejana de la piel
El corazón
se abre
con un sol
purísimo
Duraznero
por donde asciende el escape
esconder el
llanto
detrás de
la chimenea
Selva
impenetrable el aislamiento
cierto
pañuelo es pájaro
trae aquella lágrima
Horas
tristes
Delinean el
horizonte
alas
grisáceas de calandrias
En la
altura
no bate
plumas el dolor
Esta mañana
el alma
penetra la sombra terciopelo
y durazna
mis manos.
© Graciela Barbero
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