Me hubiera gustado
tener una madre que me ame
y que me viera
hamacarme en el parque sonrisa a sonrisa,
espejadas ambas
ella de mí
yo de ella
tener a quien contar
tanto amor imposible
tanto golpe en la vida,
qué se yo
tantas cosas.
Mientras crecía sentí
la complicidad entre mujeres
espiaba de costado los
clanes
en que las amazonas con
una sola mirada
se abrazaban
carne de su carne
pieles de hembra
secretos
íntimos
compartidos en telas
de araña
en tardes de té,
mujercitas
me infiltré en las
familias que me dieron cobijo
me prestaron sus
madres.
Como los animales:
tuve que amamantar en
lo ajeno
Para No Morir.
Me hubiera gustado
crecer
siendo bienvenida
y no tener que
escaparme de casa para sortear el calvario
me hubiese gustado un
cumpleaños de quince
con esa madre al
costado, fuego de mis velas,
me hubiese gustado el
calor
y no tener que andar
todavía como el girasol que busca la luz donde sea
útero que no sangra
porque ha despertado en olvido
me hubiese gustado el
amor
canciones de cuna
escarpín de abuela
caricias
miradas
y algún que otro reto
tal vez
pero entre tanto
fracaso
mi más duradero amor
imposible es mi madre
Eso, mis espinas.
© Viviana Ayilef
Fuerte! Abrazo.
ResponderEliminarMuy bueno. El amor y el desamor de una madre y la hija que la busca siempre. Abrazo. Inés Legarreta.
ResponderEliminarTremendo poema,Viviana!!
ResponderEliminarBesosss
Tremendo poema,Viviana!!
ResponderEliminarBesosss
También algunas me habrían gustado, lo sentí fuerte, cercano, con tino y dolor, con sangre y cielo.
ResponderEliminarExcelente, hasta las espinas son.
Saludos Viviana
Ese dolor, esa orfandad. Te acompañan para siempre.
ResponderEliminarDuele ese amor imposible, congela la sangre, y por alguna razón, sin ser igual, comparto muchos versos.
ResponderEliminarAbrazo Viviana.
Maria Gabriela Micolaucich.