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24/6/21

Poema de Rodrigo Galarza

 


Parque de destrucciones

 

soy el que hundió  su pulso en la niebla

el de la vocación por los derrumbes

el de los cielos verticales en suburbios insumisos

 

soy el de la diaria antropofagia

antes que el domingo anestésico de misas complacientes

 

soy aquel lejano en mí

 

estigma absurdo mi nombre

atrapado en un patio con olor a mangos y  a tartas de mi madre

la reina encantada de las fuerzas sangrantes,

en el principio era el allá...

                     donde mi nombre resplandecía

como el de un ángel herido siempre

por una luz de naranjales

que descolgaban soles

y llenaban de dulzor el aire

cantando lo incantable 

 

el "acá" es ahora un arrebato del "allá"

un traje harapiento que me viste en medio de la nada

en medio de todo, en medio de paisajes 

que ya no caben en mí, que se tornan pura tristeza

puro engaño de ausencia,

                      garúa que se mete en las carnes

y compás a compás arranca

mi respiración de mangos y tartas de mi madre

 

pero hay más, mucho más: estoy vivo y digo:

aquí estoy y esta ciudad se llama Madrid

y este dolor tiene nombre y este dolor devora la ciudad

que me mira con indulgencia y ojos  de amante a plazos,

de mujer que se resiste a la caricia,

estoy vivo y mi dolor me alumbra y me sacude

y mi llanto colapsa los sumideros y avergüenza los orfanatos

y pago la renta con el hambre de mis bolsillos

con el hambre que no se dice: se viaja y hace:

yo el pasajero de mi estómago tambor vivo en mí hacia mí

 y mi llanto me lava y lo que se va me alimenta y lo que viene me lastima hermosamente

pero hay más, mucho más: no olvido mi nombre

y esta ciudad lo sabe y me llueve

 

cuando le ruego  que clave sus colmillos en mi blanco cuello

de garza atardecida allá en un mar de fragancias

 

oh dioses de la transparencia y de los venenos más sutiles

 

hay mucho más que este dolor

hay mucho más que un hombre

hay un guerrero a destiempo que hace tiempo

y la paciencia de esta ciudad que se llama Madrid

la desesperación de buscar caminos y de navegar ríos

que se mueren de pronto sin llegar al mar,

sin decirte adiós y cantarte el crepúsculo

se mueren en silencio en medio de una bruma soñada

se mueren por clavarse un estandarte de rocío

fabricado en polígonos industriales

o en las factorías de los gobiernos 

 

pero hay más, mucho más: estoy vivo y la desnudez es mi escudo

¡de mi ombligo crecen flores!

 he visto la belleza sentada sobre el  banco de una plaza infectada de palomas

he visto a un niño llorar por última vez como niño

he visto a un dios ebrio (vestido de súcubo) bebiendo del fétido aliento de los mendigos he visto a un ministro disfrazado de ministro creyéndose dios

y a un ministro disfrazado de hombre fornicando en Tailandia con una niña

he visto "Sea Harriers" olisquear médulas espinales, bombardear chabolas y hospitales,

cuerpos con olor a infancia,

 

he visto sus festines de lobos del aire

 

pero hay más, mucho más: atravesar en un día trescientas puertas

y contar los despojos y trazar un mapa posible de cicatrices

 

© Rodrigo Galarza

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