Parque de
destrucciones
soy el que
hundió su pulso en la niebla
el de la
vocación por los derrumbes
el de los
cielos verticales en suburbios insumisos
soy el de
la diaria antropofagia
antes que
el domingo anestésico de misas complacientes
soy aquel
lejano en mí
estigma
absurdo mi nombre
atrapado en
un patio con olor a mangos y a tartas de
mi madre
la reina
encantada de las fuerzas sangrantes,
en el
principio era el allá...
donde mi nombre
resplandecía
como el de
un ángel herido siempre
por una luz
de naranjales
que
descolgaban soles
y llenaban
de dulzor el aire
cantando lo incantable
el
"acá" es ahora un arrebato del "allá"
un traje
harapiento que me viste en medio de la nada
en medio de
todo, en medio de paisajes
que ya no
caben en mí, que se tornan pura tristeza
puro engaño
de ausencia,
garúa
que se mete en las carnes
y compás a
compás arranca
mi
respiración de mangos y tartas de mi madre
pero hay
más, mucho más: estoy vivo y digo:
aquí estoy
y esta ciudad se llama Madrid
y este
dolor tiene nombre y este dolor devora la ciudad
que me mira
con indulgencia y ojos de amante a plazos,
de mujer
que se resiste a la caricia,
estoy vivo
y mi dolor me alumbra y me sacude
y mi llanto
colapsa los sumideros y avergüenza los orfanatos
y pago la
renta con el hambre de mis bolsillos
con el
hambre que no se dice: se viaja y hace:
yo el
pasajero de mi estómago tambor vivo en mí hacia mí
y mi llanto me lava y lo que se va me alimenta
y lo que viene me lastima hermosamente
pero hay
más, mucho más: no olvido mi nombre
y esta
ciudad lo sabe y me llueve
cuando le
ruego que clave sus colmillos en mi
blanco cuello
de garza
atardecida allá en un mar de fragancias
oh dioses
de la transparencia y de los venenos más sutiles
hay mucho
más que este dolor
hay mucho
más que un hombre
hay un
guerrero a destiempo que hace tiempo
y la
paciencia de esta ciudad que se llama Madrid
la
desesperación de buscar caminos y de navegar ríos
que se
mueren de pronto sin llegar al mar,
sin decirte
adiós y cantarte el crepúsculo
se mueren
en silencio en medio de una bruma soñada
se mueren
por clavarse un estandarte de rocío
fabricado
en polígonos industriales
o en las factorías de los gobiernos
pero hay
más, mucho más: estoy vivo y la desnudez es mi escudo
¡de mi
ombligo crecen flores!
he visto la belleza sentada sobre el banco de una plaza infectada de palomas
he visto a
un niño llorar por última vez como niño
he visto a
un dios ebrio (vestido de súcubo) bebiendo del fétido aliento de los mendigos
he visto a un ministro disfrazado de ministro creyéndose dios
y a un ministro
disfrazado de hombre fornicando en Tailandia con una niña
he visto
"Sea Harriers" olisquear médulas espinales, bombardear chabolas y
hospitales,
cuerpos con
olor a infancia,
he visto
sus festines de lobos del aire
pero hay
más, mucho más: atravesar en un día trescientas puertas
y contar
los despojos y trazar un mapa posible de cicatrices
© Rodrigo Galarza
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