Cae.
Todo cae.
Incluso mi brazo
detector de mendigos
en tiempos de bonanza,
cuando es fácil, ser generoso, dar.
Todo roto el protocolizado mundo
a pedazos…cae.
Llueven mares
y el cielo se pierde entre nosotros
denuncia nuestros pecados.
Los sistemas rígidos caen
los dictadores,
los magníficos mentirosos,
los torturadores,
los falsificadores de vidas imposibles.
También los oprimidos se desmoronan.
Ya no denuncian.
Sólo lloran, arrinconados.
Caen persianas, se cierran puertas que ofrecían luz.
El verdulero de la esquina,
el vendedor callejero de bolsas agrietadas.
Y agrietado todo lo interno de esta bola-mundo,
se derrumba sobre el humano, animal de dos patas,
irreconocible en tiempos de pérdidas.
Caen.
Lo propio,
lo ajeno,
lo impropio,
pues nada queda a salvo
después de esta guerra torpe…que con total indiferencia,
nos inventáramos.
© Marta Comelli
Muy bueno el poema Marta aunque la realidad golpea. Un virus sacudió al planeta y así vamos. Abrazo grande Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuy buen poema,lastima la realidad.Miel mucha miel para abrazos rotos
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