EL JARDÍN
Pasen a ver
cómo es el
jardín
manchado de
la infancia
con sus
napas crecidas
su maleza
indomable
su
pertinacia de lodo
presten
oído al runrún
de los
insectos, al chillido
de la
cigarra que atardece
como un
dolor de punta
en el
baldío del pecho.
Pasen,
abran bien los ojos
a los
destellos de las flores
a la
obstinación de la abeja
y al
encanto del colibrí,
no esperen
el croar
de ranas
inocentes
ni el
chistido del búho
y su arte de vigía.
Nada está
en su lugar
en la noche
del lobo
solo un
tinte de oscuridad
en el
lenguaje
y pasos sin
permiso
hacia el
rincón
donde las
sombras permanecen
y la
palabra alumbra
en lo que
está
© Guillermo Siles
Gracias por compartir este poema que nos transporta a ese bello jardín.
ResponderEliminarAna Romano.